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«La gran tragedia de Jesús de Nazaret no se concluye en la eternidad, sino en el tiempo. Y no lo hace con un chasquido de los dedos, se ordena en episodios que es necesario recorrer, contemplar, interiorizar. Actos que transitan de la alegría al dolor, de la esperanza a la muerte, de la infamia a la gloria de la Resurrección. La Semana Santa callejera es un relato dramatizado del amor de Dios por nosotros.».