Comparte en:

El arrollador y orgulloso nuevo orden mundial (de cuya realidad es una proyección incuestionable nacional la expresión «volver a la nueva normalidad», que hemos oído de boca del presidente del Gobierno y seguimos oyendo por sus canales políticos y mediáticos en España, y no, sencillamente, «volver a la normalidad») trabaja y abona incansablemente el descrédito y, cuando puede, la destrucción de cualquier creencia firme religiosa y, en particular, si proviene de la fe católica.